Nos decimos con frecuencia: en cuanto acabe esto, me entregaré por completo a la filosofía; tan pronto como arregle tal asunto fastidioso, me dedicaré al estudio. Para filosofar no hay que esperar la ocasión para estar desocupado; hay que dejar todas las ocupaciones para consagrarnos a la gran ocupación que agotará todo nuestro tiempo y mucho más, aunque nuestra vida se extendiera hasta los más remotos límites de la existencia humana. Cartas a Lucilio
dijous, 5 de febrer del 2009
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